Crítica: CRUELLA

Emma Stone está que lo peta, demostrando su versatilidad, se enfunda en la piel de uno de los personajes más icónicos de Disney y sale más que airosa. Un toque diferente, una villana con estilo y con huella propia. Una película a su altura. Esta semana hemos visto: CRUELLA.

Cruella está dirigia por Craig Gillespie, quien deja en Emma Stone y Emma Thompson, muy acertadamente, el peso interpretativo de una historia que muestra a una Cruella de Vil, antes llamada Estella, como una joven con una bipolaridad creciente y con dos compañeros (Joel Fry y Paul Walter Hauser) como compinches de robo. Una joven que sueña con ser diseñadora y que cae en una de las grandes firmas de la aguja, gobernada por la Baronesa (Emma Thompson). Tratando de hacer las cosas bien, pronto Cruella impondrá su personalidad, hasta el punto de robar el protagonismo a la Baronesa y convertirla en su enemiga. Solo podrá quedar una en la ciudad.

Lo más destacable de CRUELLA es sin duda su particular diseño de vestuario, que es una obra de arte tras otra, a la vez que original. Después tenemos a las dos Emmas, una Stone y otra Thompson que se marcan un duelo de altura, muy a lo "El diablo viste de Prada". El guion en sí no es un espectáculo, pero sí nos enseña a una Cruella que dista mucho de su versión en 101 Dálmatas, incluso simpatizamos con ella y su particular lucha en una Londres de los años 70 muy rockera. La historia acaba hilando fino con la película de animación de Disney, por lo que está muy bien cerrada.

En definitiva, CRUELLA supone un soplo de aire fresco para Disney. Una historia original con un duelo interpretativo interesante en manos de Emma Stone y Emma Thompson. Espero que dejen la saga aquí y no quieran seguir explotándola, algo que no beneficiaría en nada a Cruella. Hay que saber dejarlo a tiempo, aunque Disney siempre quiera más. El diseño de vestuario es sencillamente sublime, de ritmo ágil y para toda la familia. Muy entretenida, no os la perdáis.