Interesante película de juicios donde se nos narra de forma totalmente imparcial un caso que parece muy claro. La acusada es una joven cuyos padres comenzarán a conocer a raíz del juicio, dejando bien claro que nunca se acaba de conocer a un hijo.
Esta semana hemos visto: LA CHICA DEL BRAZALETE.
La fille au bracelet está dirigida por Stéphane Demoustier, quien dirige a su hermana (Anaïs Demoustier), que es la fiscal. La acusada es Lise (Melissa Guers), quien presuntamente ha asesinado a su mejor amiga una noche tras quedarse a dormir en su casa después de una fiesta. Su padre (Roschdy Zem) y su madre verán el juicio como un proceso largo y pesaroso en el que tendrán que conocer muchas cosas que desconocían de su hija, entre ellas sus apetencias sexuales. Al espectador, en todo momento, se le presentan las pruebas y poco más, es decir, nos dejan libremente que saquemos nuestras propias conclusiones sobre el caso.
Y es que en LA CHICA DEL BRAZALETE todo es tal cual se cuenta. No acabamos de empatizar con Lise, puesto que Melissa Guers no da señas de arrepentimiento, sino más bien frialdad, que no es otra cosa que una coraza tras un juicio que se alarga durante más de dos años. Si bien es cierto que el espectador puede tomar decisiones sobre su culpabilidad, el filme en ningún momento lo deja caer. Aguanta las embestidas de la fiscal y el juez mientras el espectador se pregunta qué sentiría de saber todo lo que sus padres conocen a medidad que el juicio avanza. El filme es también una mirada crítica a la sexualidad en la juventud, cómo la sociedad se escandaliza y es capaz de juzgar a una persona por ello sin ni siquiera tener pruebas de culpa.
En
definitiva, LA CHICA DEL BRAZALETE es una interesante propuesta francesa. Cine de juicios, tan aséptico como su protagonista. Su punto más fuerte es a la vez el más débil, pues deja que el espectador hile por sí mismo y decida si Lise es la cupable o la inocente. Un juicio visual, sobrio y cargado de cierto hipnotismo que nos acompaña hasta el final. Buena crítica a la sociedad, a la desconexión de padres e hijos y a la etiqueta apresurada. Echadle un vistazo.



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