Crítica: 14 DÍAS, 12 NOCHES

Una madre pierde a su hija adoptiva en un fatal accidente y en pleno duelo viaja a Vietnam para reencontrarse con ella misma y con la madre biológica por casualidad. Película intimista y bella, preseleccionada a los Oscars por Canadá. Esta semana hemos visto: 14 DÍAS, 12 NOCHES.

14 jours, 12 nuits está dirigida por Jean-Philippe Duval, quien carga en las espaldas de Anne Dorval y Leanna Chea el peso de la película. Un duelo interpretativo entre dos madres que han de convivir con una fatal realidad. Sin embargo, la biológica todavía no lo sabe, pues su hija le fue arrebatada casi al nacer. Vietnam es el telón de fondo de una historia profunda, con grandes dosis de dolor, remordimiento y angustia por parte de una Anne Dorval estupenda.

14 DÍAS, 12 NOCHES nos lleva de Canadá a Vietnam de un momento a otro. Un contraste entre la nieve y el mar y la frondosidad y el caos de uno y otro país, donde todavía colea la Guerra Indochina. Los planos de Vietnam son bellos, al igual que los de Canadá, aunque el principal valor del filme radica en la interpretación de ambas actrices, Dorval y Chea. La una en pleno dolor, la otra todavía por despertarlo. De corte lento en su desarrollo, eso sí, por lo que no se trata de una película para todos los públicos, no para quien espere giros dramáticos o acción al menos.

En definitiva, 14 DÍAS, 12 NOCHES es una digna candidata por Canadá a Mejor Película Internacional. Es su preseleccionada, aunque es posible que no llegue a la candidatura, puesto que los académicos de Hollywood buscarán algo de corte más impactante. En cualquier caso, es una película bella, con grandes actrices y mucho por descubrir. Un viaje emocional para el que una madre nunca podrá estar preparada jamás. Echadle un vistazo.