No será la primera ni la última película sobre campos de concentración pero, aun así, funciona y convence por su original planteamiento y el buen hacer de sus protagonistas. No sorprende pero tampoco decepciona. Esta semana hemos visto: EL PROFESOR DE PERSA.
Persischstunden está dirigida por Vadim Perelman, quien dirige a actores que logran convencer con sus interpretaciones. Uno de ellos es un judío (Nahuel Pérez) que se salva de ser fusilado por lances del azar, ya que se hace pasar por persa. Precisamente, uno de los oficiales del campo de concentración alemán (Lars Eidinger) está interesado en el idioma, por lo que se produce una extraña relación entre ambos. El caso es que el preso, sin tener ni idea de persa, tendrá que enseñarlo al oficial, con todo lo que eso conlleva. Es decir, que se invente un idioma y deba recordarlo a su vez, mientras ve cómo a su alrededor mueren personas fusiladas, de frío o hambre.
EL PROFESOR DE PERSA juega con la tensión y las duras imágenes de un campo de concentración que contrasta las continuas fiestas nazis y que parece separar ambos universos. Sí que quizás se pasen de puntillas otros temas quizás más importantes en una película de este calibre, lo que provoca que la película se mantenga al filo de la navaja conforme avanza. En ocasiones el filme demanda cierta complicidad con el espectador, ya que roza, toca y se pasa de inverosímil, pero ofrece un entretenimiento digno de un tema tan manido como el nazismo.
En
definitiva, EL PROFESOR DE PERSA es una buena opción, algo que hemos visto más veces en otro tipo de película, solo que en esta ocasión de una manera un tanto original. Es interesante cómo se las arregla para enseñar el idioma y, por supuesto, el duelo interpretativo de Nahuel Pérez y Lars Eidinger. Una opción interesante para quienes no tengan nunca suficiente con el nazismo y una propuesta entretenida para el resto. Echadle un vistazo.



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