Imaginad, con el año tan duro que hemos pasado, que esas horas de ocio y dispersión se invierten en cine. Uno espera grandes cosas de las películas que ve, o quizás no tantas pero sí entretenerse, y se encuentra con aborrecibles obras con las que jamás querría haberse topado. Como siempre, intento comerme pocas, pero siempre hay alguna y, aunque en esta ocasión quizás no sean tan malas como en años anteriores, también imperan grandes presupuestos y algún que otro batacazo y decepción.
Debo decir que me ha costado hacerlo, por lo que parece que he tenido mejor ojo este año. Tendréis
vuestras favoritas, aunque espero que no hayáis visto la mayorías, pero este es un top que os previene sobre lo que podéis llegar a encontraros. A partir de aquí, sois libres para comprobar si mis impresiones son acertadas o no. ¡Ahí va mi lista!
Imaginad qué clase de Top 10 de peores películas sería este sin Gerard Butler encabezando una de dichas posiciones. Una película apocalíptica, de esas que nunca se hacen, donde la humanidad se pone a prueba y los valores no imperan más allá del sálvese quien pueda. La hemos visto mil millones de veces y, aun así, nos la hacen comer de nuevo. Gerard Butler hace de él mismo, salvador de su familia que da más vueltas que una peonza en una película con una paleta de colores anaranjada apocalíptica con cuestiones morales más que discutibles en un guion que ni siquiera sorprende. Al menos, Butler no va de salvador inmortal de la humanidad. No es aborrecible, pero hay mejores en el género.
No sé cuántos meses me pasé viendo su tráiler en las salas del cine. Me decía que los éxitos de Raffaella Carrà daban para una película y que pintaba muy bien. Todo eso se torna en una película sin apenas guion, tan solo una excusa para cantar sus canciones y con unas interpretaciones ciertamente mejorables. Solo se salva Ingrid García-Jonnson y las canciones de la Carrà. Por lo demás, vemos personajes cliché encorsetados y dos horas que pasan con cierto sopor ante un guion que no sorprende en absoluto. Es un musical, es la Carrà, debería haber sido más ágil y rápido, con sus canciones brillando y, sin embargo, no acaba de estar a la altura de lo que se esperaba de ella. En cualquier caso, los fans de los musicales y de Raffaella Carrà sabrán disfrutarlo.
Es sorprendente la cantidad de películas que se han hecho sobre los X-Men y lo mal que suelen funcionar. En esta ocasión, se nos plantea la existencia de unos mutantes jóvenes, con el fin de revitalizar la saga y crear una nueva. Maisie Williams y la tan de moda Anya Taylor-Joy se embarcan en una película que quiere parecer un thriller de acción y se queda a medias tintas. Quizás la presentación de los personajes y el entorno sea algo pesado de digerir y podría haber contenido algo más de acción. Lo que sí es cierto es que no acabamos sintiendo que estemos ante una película de superhéroes hasta sus últimos diez minutos. Tendrá continuación, por lo que espero que sepan arreglar ciertos detalles para que la saga alce el vuelo.
Se podría decir que todo el mundo estaba de acuerdo con que la Harley Queen de Margot Robbie merecía una película para ella solita. Tras verla, coincidiremos en que no era necesaria. Hay acción, sí, y Robbie lo hace bien dentro de lo que cabe; la película contiene escenas de acción cruda que no le van nada mal, pero se detiene demasiado en imágenes a cámara lenta y en planos épicos, el sentido del humor es patético y da vergüenza ajena. Además, se encaja en un feminismo que se basa en la simple idea de repetir una y otra vez que no necesita al Joker y en acompañarse de un grupo de chicas que tienen menos carisma que una piedra. Ewan McGregor se divierte como villano mientras DC malgasta otra oportunidad de alcanzar la suela del zapato de Marvel.
Se podría decir que es una maldición verla y que no encaja ni como película de humor ni tampoco como intriga, que es lo que pretende ser. Es demasiado seria y demasiado poco interesante para considerarla como tal. Debería haber aunado el humor español y la elegancia argentina, pero el tiro ha salido por la culata. Sus personajes no tienen carisma alguno, sobre todo su protagonista, interpretado por un Gonzalo de Castro que tampoco es santo de mi devoción. En cualquier caso, tiene unas pretensiones que no cumple y tampoco logra arrancarte ninguna carcajada, quizás alguna sonrisa condescendiente, por aquello de querer sentir que vale la pena el tiempo que se ha invertido en verla.
5. BLOODSHOT
Sabéis que Vin Diesel debía formar parte de esto de la misma manera que Gerard Butler. Yo tengo muy claro que cada vez que voy al cine a ver una película suya acabará entrando en este top tan distinguido. Pero soy así, me encanta vapulear al bueno de Vin Diesel, ya que en las películas tiene por contrato nunca salir derrotado. Es una película en la que Vin Diesel se luce, para variar, con unos efectos especiales y acción correctos, pero unos secundarios que a nadie importan; mero relleno que entorpece ver en todo momento la cara de Vin Diesel en gran pantalla. Porque, recordémoslo de nuevo, es una película de Vin Diesel, tan prescindible como previsible. Si queréis ver a Vin Diesel en acción, es una Vin Diesel, su sello de no-calidad lo atestigua. ¿He dicho ya que su protagonista es Vin Diesel?
4. MADRE OSCURA
Qué bien van siempre las películas nº1 en USA para este tipo de tops. Ni siquiera recordaba haberla visto, pero el solo hecho de leer de nuevo su crítica me produjo escalofríos. Quizás era ese su objetivo real y el terror se sienta después, quién sabe. En cualquier caso, es terror del malo, de ese que pretende asustar con lo que hemos visto mil veces y que nada aporta al género. Fue número uno porque no tuvo oponentes del género, por lo que lo tenía fácil en un país donde se vota a Trump. Así logran encasquetarnos una bazofia de primer grado de la que, por suerte, nos olvidamos nada más verla. Eso sí, si os recuerdan que la habéis visto será mejor que os hagáis los suecos o sentiréis pánico verdadero al recordarla. Huid cuando os vendan que alguna película es nº1 en USA.
Empieza la mierda buena. Cuando un director se gana a pulso el derecho a rodar lo que quiera, puede caer en obras intimistas a las que tan solo aclama la crítica; en este caso porque es de Isabel Coixet y producida por los Almodóvar, claro. Sin embargo, para el espectador de a pie, ese que espera que le cuenten algo, acaba siendo un bodrio de los buenos. Dos horas soporíferas, con un personaje tan plomizo como fuera de lugar en una Benidorm depresiva con Sarita Choudhury metiéndose perlas por la vagina para vete a saber qué quiere explicarnos la Coixet. Un desenfreno de sopor que os hará dormir una buena siesta. Como no soy crítico experto, de esos que salen en periódicos y están untados y presionados por el qué dirán los que pagan, supongo que no entenderé de esto, así que no me hagáis mucho caso.
2. PINOCHO
Uno de los cuentos más populares y que Disney no dirige, por eso se narra la historia real, no la adaptación azucarada que hicieron en la empresa del ratón. Sin embargo, Pinocho alcanza cotas de oscuridad y opresión enormes para el espectador. Su diseño artístico está muy trabajado, pero el de los pesonajes no tanto, tan barrocos que asustan. Antropomorfismo por todos lados en unos personajes que no aportan demasiado, con un metraje demasiado largo como para ser disfrutado y un Pinocho que tiene tanto carisma como el tronco del árbol del que lo parieron. Solo son unos cuatnso motivos por los que la película no funciona. Nada en Pinocho lo hace, ni siquiera un Roberto Benigni contenido; casi habría preferido que se pusiera a dar saltos, quizás así la película habría tenido algo más de interés. No sé si un niño podrá ser capaz de dormir tras verla.
1. MULÁN
Los señores de Disney+ pensaban que el espectador es imbécil y que este iba a pagar la suscripción mensual más otro pago adicional demasiado abultado por ver algo que debería haberse estrenado en cines. Quisieron hacer negocio y recuperar el dinero invertido en ella e hicieron una cagada tan grande como horrible es la película. Unos personajes sosos y planos hasta más no poder, sin el carisma de la animación de la película del 98, sin Mushu y con unos primeros planos y cámaras lentas que pretenden realzar la belleza de una Mulán impoluta. Tanto es así que tras batallas y batallas su tez permanece perfectamente maquillada y bella a pesar del barrizal en el que se mueve. Un cúmulo de despropósitos que hacen que acabes odiando la película y, sobre todo, a la máquina de hacer dinero sin alma que anda detrás de ella.











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