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lunes, 21 de diciembre de 2020

Crítica: NIEVA EN BENIDORM

Hay películas que son íntimas y que parten de la visión del director, tanto es así que son tan personales que el espectador carece de entendimiento suficiente para saber qué está sucediendo ante sus narices. Este es el caso; un hombre que no encaja en la sociedad española a la búsqueda de su hermano. Esta semana hemos visto: NIEVA EN BENIDORM.

NIEVA EN BENIDORM está dirigida por Isabel Coixet quien, como he dicho, se toma este filme como un ejercicio tan libre y personal que quizás solo los críticos más duchos y ella misma entiendan. No voy a negar que sus primeros quince minutos logran enganchar, con una presentación de protagonista (Timothy Spall) digna de elogio. Sin embargo, este hombre británico que le prejubilan sin él desearlo, pues es empleado de banca, va en busca de su hermano a Benidorm y, de paso, se dará cuenta de que no todo es como le había contado. En cualquier caso, esos tintes de thriller no arrancan y se quedan en un ejercicio de parsimonia sin igual mientras ante sus narices desfilan una serie de personajes secundarios, la más notoria sin duda Sarita Choudhury y sus acrobacias vaginales. Con ella redescubrirá el amor; algo es algo.
Porque en NIEVA EN BENIDORM aparecen unos cuantos secundarios más, entre ellos Ana Torrent, Pedro Casablanc y Carmen Machi. Podría decirse que pasan por allí, sin más, puesto que su participación en el metraje no es necesaria en absoluto y tampoco digna de mención alguna. Desdibujados todos ellos, perdidos en conversaciones absurdas y letárgicas sin sustancia alguna pese a lo filosofal que desean ser, al igual que un guion que pretende ser algo que no es. Podría afirmar que es la película de una directora a la que ya se le permite hacer todo lo que se proponga, y que lo hace, pese a que sola la crítica alabe su trabajo. Y en este caso tampoco es así. Para la mayoría de espectadores supondrá una inversión en sueño y poco más.
En definitiva, NIEVA EN BENIDORM es una absoluta decepción para el espectador común y posiblemente también para la crítica, puesto que poco hay salvable en ella. Isabel Coixet arriesga y pierde con un guion que nunca parece despegar y unos secundarios totalmente olvidables que nada aportan a la trama principal. Además, por si eso no fuera suficiente, tiene cierto efecto soporífero que logrará adormecer al espectador tras los primeros veinte minutos. Avisados estáis.

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